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WIGGO ANTONSEN
Longyearbyen es la localidad más grande y el mayor centro administrativo de Svalbard. Hubo una vez en que fue una ciudad minera activa; ahora es más conocida por su universidad, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, puesto que sirve para ver los impresionantes glaciares y la aurora boreal, además de llevar a cabo investigaciones científicas.
Nos acompaña Wiggo Antonsen, un taxista de la localidad y operador turístico, quien nos explica que lo mejor de Longyearbyen son las personas y el sentido de la comunidad.
«EN ESTA CIUDAD, SOMOS 2304 CIUDADANOS, PERO VENIMOS DE 51 PAÍSES DIFERENTES», DICE. «LO QUE MÁS ME GUSTA DE ESTE LUGAR ES LA COMBINACIÓN DE PAZ, LA AUSENCIA DE ESTRÉS Y DE DELINCUENCIA».
En Svalbard, apenas existe un habitante «local». Como Wiggo, que vino desde la Noruega continental hace más de una década, muchos han dejado atrás sus vidas ajetreadas por la oportunidad de vivir en el gélido norte. Es una fascinante mezcla de culturas, religiones y creencias que hacen que sea colorido e inclusivo de una forma única.
Y Wiggo no tiene ninguna intención de irse pronto. «Llegué aquí y descubrí lo que era relajarse y llevar una vida sencilla. Tengo claro que me quedaré aquí hasta que me jubile del todo».
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VOICES FROM AN ICY COAST
The Parajumpers Stories speak of lives outside the ordinary, lived in the remotest corners of earth where powerful forces of nature make everyday survival a challenge.
Svalbard in Norwegian means “Icy Coast”. Yet Heidi Sevestre, a resident ‘ice doctor’, has seen the troubling signs that this frozen landscape has changed in recent decades.
The rugged beauty of Svalbard can make it difficult to leave. Just ask Jason Roberts, originally from Australia and one of the long- time residents of the Norwegian Archipelago.
“Guiding guests through the wilderness of Svalbard is “the best job you can have”, says Kristin Eriksson. At just 23, Kristin has already been a nature guide on 3 different Continents.
In the last decade, more and more people have come to Svalbard motivated by the beauty of the place but also by the challenge of what it means to survive both as a community as well as an individual in such a unique location.