Longyearbyen es la localidad más grande y el mayor centro administrativo de Svalbard. Hubo una vez en que fue una ciudad minera activa; ahora es más conocida por su universidad, la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, puesto que sirve para ver los impresionantes glaciares y la aurora boreal, además de llevar a cabo investigaciones científicas.
Nos acompaña Wiggo Antonsen, un taxista de la localidad y operador turístico, quien nos explica que lo mejor de Longyearbyen son las personas y el sentido de la comunidad.
«EN ESTA CIUDAD, SOMOS 2304 CIUDADANOS, PERO VENIMOS DE 51 PAÍSES DIFERENTES», DICE. «LO QUE MÁS ME GUSTA DE ESTE LUGAR ES LA COMBINACIÓN DE PAZ, LA AUSENCIA DE ESTRÉS Y DE DELINCUENCIA».
En Svalbard, apenas existe un habitante «local». Como Wiggo, que vino desde la Noruega continental hace más de una década, muchos han dejado atrás sus vidas ajetreadas por la oportunidad de vivir en el gélido norte. Es una fascinante mezcla de culturas, religiones y creencias que hacen que sea colorido e inclusivo de una forma única.
Y Wiggo no tiene ninguna intención de irse pronto. «Llegué aquí y descubrí lo que era relajarse y llevar una vida sencilla. Tengo claro que me quedaré aquí hasta que me jubile del todo».
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